La normalización monetaria y el riesgo geopolítico aceleran las emisiones de deuda corporativa española
No es casual el aluvión de emisiones de bonos que se ha producido en el arranque de 2022, principalmente por parte de bancos, que han copado un mercado que rebosa salud pero que también denota una estrategia oportunista por parte de las compañías ante los acontecimientos que puedan estar por venir a lo largo del ejercicio, vinculados a la normalización de la política monetaria y los riesgos geopolíticos, y que podrían encarecer la financiación.
Las primeras semanas de enero han concentrado un número llamativo de operaciones de este tipo. Entidades como Santander, BBVA, CaixaBank o Unicaja han protagonizado colocaciones de deuda significativas que han mostrado una actividad importante en los mercados de capital, aprovechando la ventana de liquidez que se presenta en este momento para reforzar sus recursos propios.
BBVA fue el primer banco español del año en salir a los mercados mayoristas, con una emisión de deuda senior no preferente, denominada en euros, por 1.000 millones de euros. Santander cerró una emisión de deuda sénior preferente por importe de 1.500 millones de euros. CaixaBank colocó bonos también en formato sénior preferente por un total de 1.000 millones y Unicaja emitió obligaciones subordinadas de 300 millones de euros para apuntalar su solvencia. Fuera del sector bancario, la agencia de viajes online eDreams Odigeo refinanció su deuda con la emisión de bonos sénior garantizados por importe nominal agregado de 375 millones de euros.
Anticipación a resultados, subidas de tipos y geopolítica
La sensación es que las empresas piensan en lo que podría pasar en tan solo unas semanas vista, cuando comience el goteo de resultados anuales en los que se reflejará la huella de la última ola de la pandemia en los negocios, señalan fuentes del mercado. «Nadie sabe exactamente cómo afecta ómicron a las cuentas de las compañías. eDreams seguro que en las cuentas no lo va a pasar bien», indican. Ante el riesgo de acudir a por fondos dejando un reguero de sangre, la mejor táctica, por tanto, es darse prisa.
También está en la mente de las empresas la idea de que 2022 será el año en el que la normalización monetaria cobrará forma, añaden. Distintos bancos de inversión ya anticipan entre tres y cuatro subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense ante el actual contexto de inflación desbocada, lo cual no es positivo para las compañías que traten de captar deuda en los mercados, ya que ello encarecerá las emisiones, pese a que por ahora el Banco Central Europeo mantiene una posición más prudente y no ha insinuado ningún movimiento en esa dirección.
A estos dos factores, habría que sumar el geopolítico. El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene al mundo en vilo con una posible invasión militar de Ucrania, lo que pondría patas arriba el tablero internacional con la posibilidad de que explote una guerra -por ahora, con mucha incertidumbre sobre sus dimensiones y sus actores-. Las consecuencias económicas en términos de aceleración de la inflación por la subida de los precios de la energía auguran gran volatilidad en las bolsas y los mercados financieros en general, un panorama nada favorable para acometer cualquier tipo de transacción.
Y también hay que contar con posibles contratiempos políticos en Europa en la primera parte del año. En Italia, no se descarta que el primer ministro, Mario Draghi, salga de forma inminente del Gobierno para convertirse en el nuevo presidente de la República, lo que obligaría a formar un nuevo Ejecutivo con la mayor celeridad, en medio del frágil equilibrio del actual Gobierno de unidad nacional. Además, en abril se celebrarán elecciones en Francia y, aunque se espera que el presidente Emmanuel Macron gane en la primera vuelta, todo apunta a que la segunda está más abierta.
En su conjunto, este escenario genera dos efectos: la anticipación de operaciones para asegurarse financiación barata o la refinanciación de deuda antes de que suban los tipos, constatan fuentes cercanas a estas transacciones. «Vamos a ver un primer trimestre bastante activo en este tipo de operaciones», pronostican.
Lo que seguro que continuará a buen ritmo serán las emisiones de deuda sostenible, que están creciendo de manera exponencial, prevén. El BCE, como supervisor bancario, va a exigir cada vez más que se lleven a cabo este tipo de colocaciones. La semana pasada, Acciona Energía emitió bonos verdes por importe de 500 millones de euros a 10 años, en una transacción que ha contó con una sobredemanda cuatro veces superior a la oferta. Las fuentes esperan que «tanto compañías como bancos van a seguir emitiendo deuda verde» a lo largo del año.